Artículo de la Semana

Respuesta a Emergencias: Un nuevo reto logístico

Escribe: Max Schwarz, Profesor de la Facultad de Ciencias Empresariales y Económicas Universidad de Lima.

Business Empresarial.- La condición de emergencia es una condición extrema cuyos potenciales escenarios deben ser razonablemente previstos dentro de la lógica de la planificación gerencial pública o privada bajo el contexto de nuestro horizonte de mayor conocimiento y experiencia disponibles. Esto significa que hasta en un 90% de los casos puede perfectamente predecirse las oportunidades o amenazas que generará la potencial emergencia bajo un contexto racional que permita desarrollar cierto nivel de acción efectiva en la respuesta que puede ofrecerse. Esto constituye una realidad teórica, sin embargo, en la mayoría de los casos en la práctica se nos demuestra que en el Perú estamos lejos de la teoría y nuestro actual nivel de planificación para la condición de emergencia es a todas luces ineficaz o prácticamente nulo.

Análogamente la condición anormal se configura como aquella que no opera bajo condiciones normales de operación y se reconoce universalmente como “anormal” a condiciones clásicas como arranque, parada, mezcla y mantenimiento bajo el criterio de ser condiciones especiales o no rutinarias que por su naturaleza requieren siempre un planeamiento diferenciado. En el mundo de los negocios el arranque es perfectamente comparable con los proyectos nuevos y la parada con el cierre de proyectos cuando y donde sea aplicable. De igual forma la mezcla como tal puede asociarse en el mundo de los negocios con operaciones de fusiones o adquisiciones mientras que el mantenimiento se configura como una condición necesaria para sostener la acción empresarial. Sin embargo, la condición de emergencia va más allá y no se trata de una anormalidad regular, se trata más bien de una condición extrema de operación en la cual se presentan escenario de riesgo que pueden representar ciertamente tanto oportunidades como amenazas a todo el modelo.  Esto aplica perfectamente a una empresa y sus gerentes, como al Estado y sus dirigentes en su capacidad gerencial para resolver una condición con similares características.

Lamentablemente la realidad nos muestra que en condiciones anormales y de emergencia la logística de respuesta pública y privada a la condición de emergencia se vuelve crítica para contrarrestar el efecto de los desastres. En los hechos, basta ver la pobre capacidad de respuesta logística efectiva del Estado, la empresa privada y nuestras autoridades que tenemos en el caso de los recientes desastres naturales ocurridos este verano del 2019 en el Perú, los cuales, a pesar de su natural recurrencia cíclica estacional de cada año dejando experiencias lamentables, sin embargo, no han generado un contexto de aprendizaje que haya permitido desarrollar apropiadas capacidades logísticas para responder a tiempo en condiciones de emergencia.

En condiciones de emergencia se requiere el desarrollo de capacidades logísticas mínimas para tomar control de la situación incluyendo capacidades en materia de atención médica, abastecimiento de agua, servicios de limpieza, manejo de residuos, transporte y movimiento de carga, abastecimiento de combustible, dotación de energía, telecomunicaciones e infraestructura de apoyo temporal para restablecer condiciones operacionales mínimas que permitan atender la emergencia distinguiéndose tres etapas claramente diferenciadas: Una primera vinculada a la atención a potenciales víctimas humanas y damnificados que puedan haber sido afectados por la emergencia, una segunda vinculada a restablecer razonables condiciones mínimas de operación con el desarrollo e integración incluso de componentes temporales de infraestructura y una tercera de evaluación y planificación para estimar los alcances, tiempos y costos de una futura reconstrucción que incorpore en su diseño criterios técnicos para prevenir la ocurrencia de desastres similares o para mitigar sus efectos incluyendo la internalización del aprendizaje  ganado con el lamentable desastre que genero la experiencia.

El proceso de aprendizaje debe permitir preparar una respuesta efectiva a la condición anormal y de emergencia, la misma que incluye la habilitación de centros de comando de respuesta, el equipamiento de brigadas de búsqueda, rescate, primeros auxilios, protección química y manejo contra-incendios, un soporte logístico de primera línea, un plan de evacuación, un plan de comunicaciones y la conformación de un equipo técnico de evaluación para decidir el incremento y/o la necesidad eventual de apoyo externo que pueda ser requerido. Esto puede planificarse, prepararse e incluso simularse mediante simulacros que puedan abordar la respuesta en un 90% de los casos permitiendo una notable mejora en nuestra efectiva capacidad de respuesta para cualquier evento que pueda sucedernos en el futuro. Las consecuencias potenciales de no hacerlo las vemos todos los días cuando tenemos que lamentar pérdidas humanas, materiales, de infraestructura y de capacidades frustradas que nos restan competitividad y nos postran a retrasar el desarrollo nacional lo cual es esencialmente ridículo, toda vez que el Perú por su posición relativa en general no cuenta con desastres naturales de magnitudes exorbitantes como las presentadas en diversos países del mundo, sin embargo, nuestros desastres naturales aun en magnitud moderada son suficientes para demostrar que no hemos superado el aprendizaje de sus efectos. En ese contexto es necesario hacer un cambio urgente que active nuestra capacidad de respuesta para estos casos. El Perú es más grande que sus problemas y puede perfectamente resolverlos para salir adelante.

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