Jade Dávila: «La lengua de señas debería ser parte de la malla curricular en las escuelas»
Business Empresarial.- El desconocimiento de la lengua de señas entre personas oyentes margina a las personas sordas y dificulta su acceso a los servicios básicos.
La Lengua de Señas Peruana es una lengua originaria del Perú creada por la comunidad sorda. Sin embargo, no es exclusiva de este grupo, pues hace algunos años se busca promover el aprendizaje de LSP entre personas oyentes, como una forma de contrarrestar esta cruel brecha comunicacional y asegurar el acceso a la información, el desarrollo social y la calidad de vida de las personas sordas.
Sueños Compartidos es una empresa dedicada a la enseñanza y difusión de la lengua de señas, que busca que se reconozca la importancia de la LSP, y con ella, el respeto por los derechos humanos de la comunidad sorda, que actualmente se encuentra invisibilizada.
“Para las personas sordas, el dominio general de la lengua de señas es clave para poder ser partícipes de la sociedad como cualquier otro ciudadano. La lengua de señas, además de ser una forma de comunicación, es también una herramienta de inclusión que permitirá crear una sociedad empática que reconozca, visibilice y valore la diversidad”, afirma Jade Dávila, Gerente General de Sueños Compartidos.
En todo el mundo, la escasez de información y el poco conocimiento de la lengua de señas entre personas oyentes, margina a las personas sordas y dificulta su acceso a los servicios básicos, ya que este acceso depende de la oportunidad que tengan para usar su propio idioma y expresarse a través de él.
Este desconocimiento interfiere, por ejemplo, con su derecho a la salud. Iniciando por la dificultad para obtener información de salud en un formato accesible, la imposibilidad de hacer consultas y el hecho de que el personal médico deba recurrir a familiares o amigos para comunicarse efectivamente con las personas sordas, lo que también vulnera su derecho a la privacidad.
Las mujeres sordas enfrentan un alto riesgo de violencia sexual, ya que les resulta difícil pedir ayuda o comunicar fácilmente el abuso. Ellas no pueden acceder con facilidad a los servicios destinados a apoyar a las víctimas y, muchas veces, tampoco a una asesoría legal que les permita denunciar a su agresor y obtener justicia. Estos son solo algunos de los obstáculos que encuentra la comunidad sorda en el ejercicio de sus derechos y que tienen como origen las barreras de comunicación.
Garantizar que se respeten los derechos de las personas sordas comienza con asegurar el acceso a la educación en LSP, tanto para personas sordas, como para personas oyentes. “La lengua de señas debería ser parte de la malla curricular en las escuelas, es tan importante como la enseñanza de inglés o matemáticas, solo así podremos hablar de una sociedad inclusiva y de un entorno que maximice el potencial de las personas sordas y genere verdaderas oportunidades para ellos”, asegura Dávila.
En el Perú, existe la ley N° 29535, ley que otorga reconocimiento oficial a la lengua de señas peruana, sin embargo, hace falta un modelo de acreditación de la enseñanza de dicha lengua y la incorporación de la lengua de señas en el proceso educativo formal, como un primer paso para dar a las personas sordas el acceso a la vida comunitaria y servicios que muchas otras personas dan por sentado.
Actualmente, algunas instituciones privadas están implementando talleres de LSP, pero se necesita de un mayor impulso, tanto en el sector privado como en el público, para que estos esfuerzos no queden solo en iniciativas o proyectos, sino que se transformen en planes a futuro, en los que la Lengua de Señas Peruana esté incluida permanentemente en las mallas curriculares y sea accesible para todos.