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Aventura, naturaleza y patrimonio, puntos claves para el turismo peruano

Business Empresarial.- Un reporte de PromPerú con información del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (MINCETUR) informó que Machu Picchu es el sitio predilecto para nacionales y extranjeros a la hora de viajar en el país. En el 2018, el icónico lugar alcanzó la cifra de 1.578.030 visitantes. Así mismo, David Huddart y Tim Stott en el enciclopédico ‘Adventure Tourism: Environmental Impacts and Management (2020)’ reseñan -además del Camino Inca a Machu Picchu- el sendero a Salcantay, el Cañón de Colca y Huascarán como lugares recomendados para el turismo de aventura y naturaleza.

Un informe de Ostelea, Escuela de Management en Turismo, resaltó a Perú como uno de los países que cuenta con un sector muy fuerte de turismo de aventura, asociado -además- con la naturaleza y el turismo patrimonial. En ese orden de ideas destacó la oferta de senderismo y montañismo.

Raúl Travé Molero, Docente de Ostelea, comentó al respecto que el ‘Adventure Tourism Destination Index’, elaborado por la ‘Adventure Travel Trade Association’, es, sin lugar a dudas, el ranking de destinos de turismo de aventura (por países) más exigente, minucioso y reconocido a nivel internacional. La elaboración del ATDI se basa en diez pilares divididos en tres ámbitos: seguridad y bienvenida; aventura; y buena disposición.

En ese orden de ideas, vale la pena destacar que, en la última edición, Perú se sitúa en un relevante puesto número 27, aunque perdiendo un puesto respecto a la edición anterior, pero delante de la mayoría de países latinoamericanos, superado solamente por Chile, Costa Rica, Uruguay y República Dominicana.

Se sabe que el turismo tiene unos retos muy grandes para salir adelante, por eso los países deberán ser muy inteligentes y aprovechar los campos donde son fuertes. Entre las virtudes que más destacan los viajeros sobre el país son:  emoción (19%), servicio de guía (12%), paisaje (9%) y comida/bebida (8%). La emoción y el paisaje son características bien calificadas que juegan a favor del aprovechamiento del turismo en Perú.

Hay temas que se pueden trabajar para mejorar la percepción. Las reseñas negativas más comunes son salud/seguridad (22%), clima/estación (14%), masificación, (9%) y camping (8%). Cerca del 55% de las reseñas en internet hablan positivamente sobre el servicio de los guías y del resto del personal durante la excursión, sólo el 3% hace alguna referencia a la posibilidad de apoyar negocios locales o proyectos comunitarios -por ejemplo- compra de comida o equipamiento en negocios locales. En esa línea, solo el 3% de los comentarios mencionan interacciones con locales durante la realización del Camino Inca.

Estos resultados deben conducir a reforzar el papel de los guías que, además, de su función oficial, son obligatorios para realizar el Camino Inca, aportan información socio-cultural, histórica y ambiental, entonces se puede mejorar la implicación de las comunidades locales en las oportunidades económicas que ofrece esta actividad”, agregó Raúl Travé Molero.

Perfil del turista de aventura

Ostelea analizó el perfil promedio del turista que visita Perú en busca de actividades de aventura. Generacionalmente se puede hablar de un tipo de viajero joven e incluso de menores. Un aplastante 59% de ellos pertenece a la conocida generación millenials, entre 22 y 37 años. Cifra que sube hasta el 67% si se suma a los centennials, entre 15 y 21 años. En cualquier caso, un importante 32% de los turistas pertenecen a las generaciones X y baby boomer (16% cada una) lo que supone una bolsa importante de viajeros entre los 38 y los 74 años.

En línea con la juventud mayoritaria del turista de aventuras, el 54% son solteros, esto no quiere decir que viajen solos, pero sí indica que el sector de ‘solitarios’ es importante para el turismo de aventura.

En este sentido, podemos ver que sí existe un 33% de viajeros de aventura solitarios, frente al 60% que lo hacen con amigos o familiares; en pareja el 28% y siendo lo más extraño viajar en grupos familiares grandes o, mucho más excepcional, con niños pequeños.

La división sexual en este tipo de viajes sigue mostrando un perfil promedio ‘masculinizado’ (56%), si bien la incorporación de la mujer a este tipo de viajes es -cada vez- más rápida y acentuada, por lo que no hay demasiadas razones para cuestionar que pronto se alcanzará la paridad.

En cuanto a los ingresos, aunque el 39% se mueve en una brecha de menos de US$ 40,000 anuales, lo cierto es que el 61% está entre US$ 40.000 y US$ 80.000 anuales, dibujando un perfil medio de turistas de clase media alta y, por tanto, con un poder adquisitivo elevado.

“Las actividades más comunes que combinan los viajeros de aventura son las relacionadas con la cultura, un 99% afirman realizar algún tipo de actividad de este tipo durante sus viajes -por encima del resto de turistas-, con el turismo de compras, llega a 98%, frente al 93% de otro tipo de viajeros, y con otras actividades en la naturaleza diferentes a la aventura, un 90%, muy por encima de la media de 27% de otro tipo de turistas, según datos de Promperú”, explicó el docente de Ostelea.

Lo que hace más interesante el turismo de aventuras para aquellas regiones que buscan desarrollar o consolidar este sector, es el gasto por encima del promedio de quienes lo practican. En el caso de Perú, esto se refleja en primer lugar en la duración de las estancias, sí de manera general la estancia es de seis noches, para el caso de aventuras tienden a más que doblar esta cifra llegando a 14 noches de media.

Para concluir, Raúl Travé Molero detalló: “El riesgo o la simulación del mismo constituye una parte intrínseca del turismo de aventura, donde se pueden diferenciar dos grandes grupos de actividades de aventuras, las ‘duras’ y las ‘suaves’. El mercado de esta clase de viajes se caracteriza por su elevada posición social que conlleva tiempo disponible y el deseo de experiencias emocionantes, así mismo se ha transformado en una mercancía más dentro de la industria turística, la tendencia es ofrecer productos para públicos amplios y sin grandes habilidades, pero deseosos de obtener experiencias nuevas. Lo que deberá replantearse, de cierta forma, mientras exista focos de Covid-19. Las valoraciones más recientes del mercado mundial de turismo de aventura se mueven entre los US$ 683 mil millones y los US$ 745 mil millones”.

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