EY Law: Sepa cuáles son los incentivos regulatorios que podrían volver el mercado financiero peruano más competitivo
Actualmente, la cancha está dispareja para la competencia entre entidades financieras y FinTech frente a un mismo servicio financiero: Las primeras tienen alta carga regulatoria y las FinTech tienen topes de tasas de interés e IGV en los productos que ofrecen.
Business Empresarial.- En una época donde la transformación digital está cambiando el mundo, es necesario que las empresas operen de una forma novedosa para crear valor para sus clientes. El sector financiero es uno de los que mejor viene implementando estas innovaciones, prueba de ello es lo que vienen haciendo los bancos y las FinTech. Si bien durante los últimos años hemos visto un avance y mayor apertura hacia la innovación en el sector, aún queda un largo camino por delante.
“En el Perú, es necesario que se revise la carga regulatoria para impulsar la innovación digital en el sector financiero. Actualmente, la cancha está dispareja para la competencia entre bancos y FinTech. En efecto, frente a un mismo servicio financiero, como podría ser un “préstamo”, mientras las entidades del sistema financiero tienen alta carga regulatoria, las FinTech no. Ello se debe a que la regulación es sectorial (por tipo de empresa) en lugar de ser por riesgos (por tipo de productos). La solución a dicha problemática no está en regular más a las FinTech, sino en regular lo mínimo indispensable en proporción al riesgo involucrado, independientemente de quién sea el agente que presta el servicio. Asimismo, es necesario que también se revise las diversas licencias que exige la Ley de Bancos, las cuales en algunos casos no se justifican y, en aquellos casos en que sí, resultan gravosas o están desactualizadas”, señaló Ljubica Vodanovic, Líder de Regulación Financiera y FinTech de EY Law.
Que todas las empresas del sector financiero puedan sumarse a la ola de la transformación digital es un reto que nos toca como país, para que las empresas puedan adaptarse a las nuevas necesidades de los consumidores.
A continuación, EY Law sugiere algunas innovaciones que podrían volver el mercado financiero peruano más competitivo a nivel mundial:
- Open Banking: Es una forma de proveer servicios financieros que ya se viene aplicando en Europa e iniciando en México. Consiste en que un cliente que tenga su cuenta en un banco pueda decidir que determinados servicios financieros, por ejemplo, “pagos”, los realice un tercero distinto al banco, y autoriza a éste último a compartir su data con dicho tercero para tales efectos.
Ljubica Vodanovic explica: “para graficarlo de una forma práctica, hagamos la similitud con una app de delivery, donde desde una plataforma única tienes una variedad de servicios y productos que puedes elegir; pero en su lugar se muestran entidades financieras de todo tipo. En caso esto se logre adaptar en el Perú, las FinTech adquirirían un mayor protagonismo en el mercado y se generaría mayor competencia, lo cual es indispensable para el desarrollo de nuestro mercado financiero; sin embargo, para que el Open Banking pueda ser aplicado con éxito en nuestro país hay varios retos, entre ellos: (i) que los bancos, que son los que tienen la cuenta del cliente, se hagan responsables por el manejo de su data personal y de los riesgos involucrados en esta forma de proveer servicios financieros; (ii) que los bancos compartan dicha data personal con terceros; (iii) que estos terceros cumplan las condiciones necesarias para asegurar un servicio de calidad al usuario.
- Sandbox: Es una plataforma o incubadora de innovación que permite que las empresas, sean FinTechs o bancos, prueben, en coordinación con las autoridades, sus innovaciones financieras por un tiempo determinado, para un público acotado, sin necesidad de cumplir toda la carga regulatoria aplicable. Vodanovic comenta que “una facultad similar ha sido incorporada en el Proyecto de Ley de Plataformas de Financiamiento Participativo, en el ahora disuelto Congreso de la República, lo cual debe empujarse ya que aligerará la carga regulatoria y permitirá que dichas innovaciones salgan al mercado para ser testeadas y, si es factible, finalmente vean la luz. Si ello fuera aprobado, restaría implementar la normativa SBS y SMV que permitirá el uso y aprovechamiento de dicho “Sandbox”.
- Homogeneización de normas entre países de la Alianza del Pacífico: Si bien los servicios financieros son globales, las normas que los regulan son locales. Por tanto, lo que se propone es que las normas para bancos y FinTech sean homogéneas entre los países que conforman la Alianza del Pacífico (México, Perú, Chile, Colombia). Esto ya se viene aplicando, por ejemplo, en lo que respecta a fondos de inversión; generando que se pueda comercializar certificados de fondos mutuos de inversión entre dichos países solamente cumpliendo una vez el trámite previo de autorización. Una medida de esta naturaleza aplicable a servicios financieros permitiría que una FinTech local o banco pueda crecer a nivel regional. “La idea es que una FinTech o banco que desarrolla un negocio en un país de la alianza y cumpla con los requisitos previos ante la autoridad (por ej. crowdfunding, o billeteras virtuales), puedan tener un pasaporte único para poder brindar dicho servicio en el resto de los países que la conforman, sin tener que duplicar trámites ni procedimientos”, comenta Vodanovic.
La experta de EY Law finaliza comentando que, a parte de los problemas comentados, “también existe una necesidad que se revisen las leyes aplicables a las Firmas y Certificados Digitales. Actualmente, dicha regulación exige requisitos que resultan costosos y no agilizan la contratación electrónica. El objetivo debe ser contar con una firma digital sencilla, de acceso masivo, que pueda tener valor entre las partes y frente al público en general. No poder acceder a la firma digital hace que las innovaciones de productos financieros solo utilicen la firma electrónica (cualquier forma electrónica de dar el consentimiento), lo cual tiene valor entre las partes pero no frente al público, y ello dificulta su valor probatorio frente a autoridades y jueces, así como también frena el desarrollo de la innovación”.