Economía & Negocios

El mundo necesita ser consciente sobre los riesgos a largo plazo

Business Empresarial.- En el año 2020, el mundo vio los efectos catastróficos que supone ignorar riesgos a largo plazo como las pandemias, lo que ahora es un riesgo inmediato según el Global Risks Report 2021 (Informe de Riesgos Globales 2021) publicado hoy mismo. La pandemia de la COVID-19 está haciendo que aumenten las disparidades y la fragmentación social, de forma que en los próximos 3 a 5 años amenazará la economía y en los próximos 5 a 10 años debilitará la estabilidad geopolítica

Enero 2021. Durante los últimos 15 años, el Informe de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial llevaba tiempo advirtiendo al mundo sobre los peligros de las pandemias. En 2020, vimos los efectos que supone ignorar la preparación e ignorar los riesgos a largo plazo. La pandemia de la COVID-19 no solo se ha cobrado millones de vidas, sino que también ha ampliado las disparidades sanitarias, económicas y digitales que ya eran patentes desde hace tiempo. Miles de millones de cuidadores, trabajadores y estudiantes, sobre todo aquellas minorías que estaban en una situación menos ventajosa antes de la pandemia, se exponen ahora al riesgo de perder las vías hacia nuevas sociedades más justas que la recuperación podría hacer plausibles. De acuerdo con el Informe de Riesgos Globales 2021publicado hoy, estos acontecimientos pueden ser un mayor impedimento para la cooperación mundial que se hace tan necesaria para hacer frente a los desafíos a largo plazo, como la degradación del medio ambiente.

En lo que respecta al acceso a la tecnología y a las aptitudes digitales, la brecha entre los “ricos” y los “pobres” corre el riesgo de acrecentarse y poner en peligro la cohesión social. Esto afectará especialmente a los jóvenes de todo el mundo, ya que este grupo se enfrenta a su segunda crisis mundial en una generación y podrían perder por completo las oportunidades en la próxima década.

Las presiones financieras, digitales y de reputación resultantes de la COVID-19 también amenazan con dejar atrás a muchas empresas y a sus trabajadores en los mercados del futuro. Si bien estas posibles disparidades podrían causar la fragmentación social de los Estados, una perspectiva geopolítica cada vez más tensa y frágil también obstaculizará la recuperación mundial si las potencias de tamaño mediano no disponen de un asiento en la mesa mundial.

Una vez más, los riesgos ambientales son los dominantes en términos de impacto y probabilidad, de cara a la próxima década. Las fracturas sociales, la incertidumbre y la ansiedad harán más difícil lograr la coordinación necesaria para hacer frente a la continua degradación del planeta.

Por primera vez, el informe también clasifica los riesgos en función del momento en el que los encuestados perciben que estos supondrán una amenaza crítica para el mundo. Los peligros patentes y presentes (de 0 a 2 años) ponen de manifiesto la preocupación por la vida y los medios de vida, y entre ellos se cuentan las enfermedades infecciosas, las crisis de empleo, la desigualdad digital y la desilusión de la juventud. A medio plazo (de 3 a 5 años), los encuestados creen que el mundo se verá amenazado por los riesgos económicos y tecnológicos con cierta repercusión, y que pueden tardar varios años en materializarse, como el estallido de burbujas de activos, el derrumbe de las infraestructuras de la tecnología de la información, la inestabilidad de los precios y las crisis de la deuda. Las amenazas existenciales (de 5 a 10 años), donde se incluyen las armas de destrucción masiva, el derrumbe del Estado, la pérdida de biodiversidad y los avances tecnológicos adversos son aquellas que dominan las preocupaciones a largo plazo.

“En 2020, el riesgo de sufrir una pandemia mundial se hizo realidad, algo que este informe ha puesto de manifiesto desde 2006. Sabemos lo difícil que es para los gobiernos, las empresas y otros interesados abordar esos riesgos a largo plazo, pero la lección que podemos sacar es que todos nosotros debemos reconocer que el hecho de ignorarlos no hace que sea menos probable que ocurran. A medida que los gobiernos, las empresas y las sociedades empiezan a salir de la pandemia, deben dar forma desde ahora y con urgencia a nuevos sistemas económicos y sociales que mejoren nuestra capacidad de resiliencia colectiva y de respuesta ante eventos perturbadores, al mismo tiempo que reducen la desigualdad, mejoran la salud y protegen el planeta. Para ayudar a hacer frente a este desafío, el evento de la próxima semana, la Agenda de Davos, movilizará a los líderes mundiales para dar forma a los principios, las políticas y las asociaciones necesarias en este nuevo contexto”, dijo Saadia Zahidi, directora general del Foro Económico Mundial.

El informe también reflexiona sobre las respuestas ante la COVID-19, sacando lecciones con las que reforzar la capacidad de recuperación mundial. Estas lecciones incluyen la formulación de marcos analíticos, la promoción de defensores contra los riesgos, el fomento de la confianza mediante una comunicación clara y coherente, así como la creación de nuevas formas de asociación. Los principales riesgos descritos en el informe se complementan con recomendaciones para ayudar a los países, las empresas y a la comunidad internacional a actuar, en lugar de reaccionar, ante los riesgos transversales. El informe concluye con una visión general de los “riesgos fronterizos”, una serie de nueve eventos de gran impacto y baja probabilidad extraídos de los ejercicios de pronóstico de expertos, y donde se incluyen la perturbación geomagnética, las guerras accidentales y la explotación de interfaces cerebro-máquina.

“La aceleración de la transformación digital promete grandes beneficios, como por ejemplo la creación de casi 100 millones de nuevos puestos de trabajo para 2025. Sin embargo, al mismo tiempo, la digitalización puede llevar al desplazamiento de unos 85 millones de puestos de trabajo y, dado que el 60% de los adultos todavía carecen de los conocimientos digitales básicos, se corre el riesgo de acrecentar la brecha de las desigualdades existentes”, dijo Peter Giger, director de Riesgos del Grupo de Zurich Insurance Group. “El mayor riesgo a largo plazo sigue siendo la falta de acción sobre el cambio climático. No existe una vacuna contra los riesgos climáticos, por lo que los planes de recuperación tras la pandemia deben centrarse en que el crecimiento se ajuste a los programas de sostenibilidad para reconstruir mejor”.

“Las repercusiones económicas y sociales de la COVID-19 afectarán profundamente a la forma en que las organizaciones interactúan con los clientes y los compañeros mucho tiempo después de cualquier lanzamiento de la vacuna. A medida que las empresas transforman sus entornos laborales, surgen nuevas vulnerabilidades. La rápida digitalización está aumentando exponencialmente la ciberexposición, mientras que la interrupción de la cadena de suministro está alterando radicalmente los modelos de negocio y el aumento de los problemas de salud agudos ha acompañado el cambio por parte de los empleados que han pasado a trabajar a distancia”, afirmó Carolina Klint, líder de Gestión de Riesgos para Europa Continental de Marsh. “Toda empresa necesitará fortalecer y revisar constantemente sus estrategias de mitigación de riesgos si quiere mejorar su capacidad de resistencia ante las crisis futuras”.

“La pandemia de 2020 fue una prueba de tensión que sacudió los cimientos de las economías y sociedades de todo el mundo. La reconstrucción de la capacidad de resiliencia ante las crisis sistémicas requerirá una financiación considerable, una cooperación internacional y una mayor cohesión social. La capacidad de resiliencia también dependerá del crecimiento continuo de la conectividad en todo el mundo, ya que sabemos que las economías que se digitalizaron de forma temprana tuvieron un rendimiento relativamente mejor en 2020”, dijo Lee Hyung-hee, presidente del Comité de Valor Social del Grupo SK. “Sin embargo, si queremos que el 5G y la IA se implanten y sean un motor de crecimiento, debemos superar urgentemente las brechas digitales y abordar los riesgos éticos”.

El Informe de Riesgos Globales 2021 se ha desarrollado con el apoyo invaluable de la Junta Asesora de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial. También se beneficia de la colaboración continua con sus socios estratégicos Marsh McLennan, SK Group y Zurich Insurance Group y sus asesores académicos en la Oxford Martin School (Universidad de Oxford), la Universidad Nacional de Singapur y el Wharton Risk Management and Decision Processes Centre (Universidad de Oxford) de Pensilvania).

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